

El sueño infantil es un enigma que despierta la curiosidad y la preocupación de muchos padres y madres como vimos en este artículo. Desde los primeros días de vida del bebé, el sueño se convierte en un tema central en la vida de la familia. ¿Por qué duermen tan poco? ¿Qué significan esos despertares frecuentes? ¿Cómo podemos ayudarles a descansar mejor? Para responder a estas preguntas y acompañarles mejor, es esencial comprender las complejas fases del sueño y cómo influyen en el bienestar y desarrollo de nuestros pequeños.
Las bases del sueño
El sueño es un proceso complejo y vital para la salud y el bienestar en todas las etapas de la vida, especialmente en el desarrollo infantil. Pero antes de sumergirnos en las particularidades del sueño infantil, es esencial comprender los fundamentos del sueño en general. El sueño se divide en dos fases principales: el sueño de Movimiento Ocular No Rápido (NREM o NoREM, por sus siglas en inglés) y el sueño de Movimiento Ocular Rápido (REM). Estas fases se alternan cíclicamente a lo largo de la noche, cada una con funciones específicas en la restauración del cuerpo y la mente respectivamente.
Fase NREM o NoREM
La fase NREM o NoREM, también conocida como “sueño tranquilo”, se caracteriza por un patrón de ondas cerebrales más lentas y profundas. Comprende 4 etapas, que van desde el sueño superficial hasta el sueño más profundo. Durante esta fase, el cuerpo experimenta la reparación muscular y una disminución de la actividad cerebral, lo que facilita la restauración física. Es común experimentar espasmos físicos o sonambulismo, ya que el cuerpo está activo pero la mente está más relajada (de ahí que las personas sonámbulas no suelan acordarse de ello).
Fase REM
Después tenemos la fase REM, conocida como “sueño activo”, caracterizada por un patrón de ondas cerebrales rápidas y desincronizadas. En esta fase, se producen rápidos movimientos oculares y una actividad cerebral similar a la vigilia, es la mente la que se se restaura. Aquí es donde el cerebro procesa y consolida los aprendizajes del día, así como el desarrollo cognitivo y emocional, a veces manifestándose en forma de sueños o pesadillas. Aunque el cerebro está altamente activo durante la fase REM, por eso las pesadillas sí las solemos recordar, el cuerpo permanece en un estado de relajación profunda.
Las fases del sueño infantil
Entender las complejidades del sueño infantil arroja luz sobre muchas de las preguntas que madres y padres se hacen sobre los hábitos de sueño de sus hijos e hijas y que hemos comentado al principio del artículo. La respuesta radica en la naturaleza misma del sueño infantil y el proceso fisiológico en su maduración. La mayor diferencia entre nuestro sueño y el sueño infantil es la facilidad para enlazar fases de sueño, ya que nosotros también tenemos diversos despertares durante la noche, pero no solemos darnos cuenta ya que no necesitamos de ayudas externas, cosa que no ocurre con los más peques.
Hablábamos de que la fase NREM consta de 4 etapas pero, como vimos en el artículo sobre el sueño de 0 a 3 meses, eso no es así en recién nacidos. Estos pasan inicialmente por una sola etapa NREM, lo que les produce ciclos más cortos de sueño, que se se debe en parte a su necesidad de alimentarse con regularidad y a la inmadurez de su sistema de sueño. Entre los 4 y los 7 meses, van ampliando etapas hasta completar las cuatro de las que hablábamos en un inicio. De ahí que en este período el sueño de los bebés tenga una transformación radical con muchos despertares, de la que hablaremos en un siguiente artículo.
Por lo que respecta a la fase REM, los recién nacidos pasan la mayor parte de su tiempo de sueño en esta etapa, por lo que es particularmente significativa. Esto se debe a que están constantemente absorbiendo nuevas experiencias y aprendizajes del mundo que los rodea, y la fase REM como hemos dicho desempeña un papel crucial en la integración de esta información en su desarrollo cerebral y emocional, formando las conexiones neuronales y el aprendizaje temprano.
Como veis, que los recién nacidos solamente tengan 1 fase NREM tiene su lógica, ya que tienen poco movimiento físico durante el día (podríamos decir que hay “poca parte física que restaurar”) y en cambio tienen muchos aprendizajes nuevos, de ahí que pasen casi todo su sueño en REM, para asimilar todo lo nuevo del día, todos los estímulos nuevos que reciben. A medida que van creciendo y aumentando su actividad física, van necesitando ampliar las estapas NREM hasta completar las 4 de las que hablábamos en un principio para aumentar ese descanso físico. Está todo perfectamente diseñado.
Estrategias para un sueño infantil saludable
Así que ya veis que todo tiene un sentido, los recién nacidos duermen en periodos cortos por un tema de supervivencia en la alimentación y en la sensación de seguridad al tener a sus cuidadores cerca, y son muchos meses, incluso años, los que necesitan para establecer un sueño totalmente maduro como el que tenemos las personas adultas. Además, cada bebé es único y puede tener sus propias necesidades para dormir, pero existen algunas estrategias generales que pueden ayudar a fomentar un sueño saludable:
- Establecer una rutina de sueño: Crear una rutina tranquila y consistente antes de acostarse puede ayudar a preparar a los bebés para el sueño. Respetar más o menos unos mismos horarios cada día y un mismo proceso (por ejemplo, primero cena, luego ducha, luego cuento y finalmente a dormir) les hace tener previsión de lo que va a ocurrir en cada momento, lo que les da seguridad.
- Crear un ambiente propicio para el sueño: Mantener el dormitorio fresco, oscuro y tranquilo puede ayudar a promover un sueño más profundo y reparador. Bajar persianas a medida que cae la noche, el uso de luces suaves y cálidas e ir reduciendo la actividad aumentan los niveles de melatonina, la hormona del sueño, de forma natural.
- Atender las necesidades básicas: Asegurarse de que el bebé esté alimentado y limpio antes de acostarse, no solamente establece esas rutinas de las que hablábamos, sino que les aporta comodidad y aumenta su relajación.
- Responder con sensibilidad a los despertares: Cuando un bebé se despierta durante la noche, responder con calma y consuelo puede ayudar a tranquilizarlo y fomentar una vuelta al sueño más rápida. No se despiertan a propósito, ni para fastidiarnos, solo necesitan contacto y seguridad como hemos hablado.
- Observar sus necesidades: A medida que los bebés crecen, iremos viendo las señales que nos muestran que están preparados para dar el siguiente paso en el sueño: ya sea empezar a dormir en su cama si dormían con nosotros, empezar a conciliar el sueño sin pecho si era el caso, empezar a dormir con la pareja si la hay y hasta ahora únicamente se dormía con una persona, … Con paciencia, mucha observación y mucho cariño, se consiguen pequeños grandes pasos.
¿Entiendes ahora que tu bebé aguante tan poco durmiendo seguido? Al principio lo hace porque únicamente tiene 2 fases (rem y nrem), por tanto un ciclo muy corto. Y después porque tiene que aprender a gestionar las fases que le van surgiendo. Entender esto nos ayuda a empatizar con los desafíos que enfrentan durante la noche. Si bien anhelamos un sueño reparador, recordemos que para ellos tampoco es fácil asimilar todo lo que están experimentando en las primeras etapas de sus vidas. Con paciencia y empatía, podemos ayudarles a desarrollar hábitos de sueño saludables que los beneficiarán a lo largo de sus vidas.
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