La crisis de lactancia de los 3 meses: ¿Se me está acabando la leche?

lactancia materna

La lactancia es un viaje lleno de momentos únicos, dudas y aprendizajes constantes. Justo cuando sentimos que por fin le hemos cogido el ritmo, llega una nueva fase que puede descolocarnos: la crisis de lactancia de los 3 meses. Es una de las más comentadas, y no es para menos. De pronto, tu bebé se distrae al pecho, mama por menos tiempo, parece más inquieto o incluso rechaza el pecho ocasionalmente. ¿Qué ocurre? En este momento, muchas madres empiezan a preguntarse si su leche está disminuyendo, si el bebé se está destetando o si algo ha dejado de funcionar. La buena noticia es que todo esto, aunque parezca caótico, es completamente normal. Y más aún: es una señal de que tanto tu cuerpo como tu bebé están haciendo las cosas bien. En este artículo te explico qué es esta crisis, por qué ocurre y cómo afrontarla sin caer en la frustración.

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¿Qué es la crisis de lactancia de los 3 meses?

Cómo vimos en este artículo sobre las crisis de lactancia, éstas se deben a cambios en el funcionamiento del pecho para cubrir nuevas necesidades, y el tercer mes de lactancia marca un cambio profundo. Hasta ahora, el cuerpo producía leche “de más”, como si quisiera asegurarse de tener siempre disponible lo necesario para alimentar al bebé. Era una especie de sistema de “almacén”: tus pechos podían sentirse constantemente llenos, duros o con esa sensación de “subida” intensa antes de cada toma. Pero en torno a las 10 a 12 semanas de vida del bebé, el pecho se vuelve más eficiente. Las glándulas mamarias ya conocen perfectamente las necesidades de tu bebé y se adaptan con precisión a su demanda real. Ya no se produce leche “por si acaso”, sino que tu cuerpo empieza a funcionar como una fábrica bajo demanda.

Además, este nuevo sistema de “producción bajo pedido” tiene un pequeño inconveniente: la leche puede tardar un poco más en salir. Antes, como estaba almacenada, salía casi al instante. Ahora, el pecho necesita unos segundos, a veces hasta 2-3 minutos, para empezar a producir tras la succión inicial. Tu bebé había aprendido que la leche venía rápido y sin esfuerzo… ¡y ahora hay que esperar! Esa demora, aunque sea mínima, puede frustrarlos. Se inquietan, se quejan, se sueltan, lloran. Están acostumbrados a un flujo inmediato y no entienden qué ha cambiado. Además, no solo el pecho ha madurado. Tu bebé también ha crecido y se ha vuelto más consciente de su entorno. En esta etapa comienza a distraerse con facilidad: gira la cabeza si escucha una voz, mira una luz que parpadea, se detiene a observar algo detrás de ti… Por eso las tomas se vuelven más cortas, entrecortadas o aparentemente menos eficaces.

¿Cuáles son los síntomas más comunes en la crisis de lactancia de los 3 meses?

Durante esta crisis de lactancia, muchas madres observan que su bebé:

  • Se muestra inquieto o molesto al pecho.
  • Mama durante muy poco tiempo, a veces solo unos minutos.
  • Se distrae con facilidad: suelta el pecho para mirar su entorno.
  • Se arquea, llora o se queja durante la toma.
  • Quiere mamar con más frecuencia, o al contrario, parece menos interesado.
  • No aumenta tanto de peso como antes.
  • Llora después de las tomas como si no se quedara satisfecho.

A su vez, es común que las madres:

  • Sientan que producen menos leche.
  • Noten los pechos menos llenos o “blandos”.

lactancia 3 meses

Las dudas aparecen… y las opiniones también

Por si todo esto fuera poco, la mayoría de mujeres empiezan a trabajar en mitad de todo esta crisis de lactancia a las 16 semanas. Así que cuando sumamos:

  • Pechos menos llenos
  • Leche que tarda más en salir
  • Bebé que se queja y se distrae
  • Tomas más breves

… lo más probable es que empiecen a surgir dudas y, casi peor, la opinión de familiares, amistades o personas del entorno (“Eso es que ya no tienes leche”, “Ese niño necesita un biberón”, “Se queda con hambre”), el cóctel de inseguridad está servido. Pero respira. Esta etapa es completamente normal. No significa que tu leche ya no alimente, ni que tu producción haya desaparecido de un día para otro. El cuerpo no “deja de producir leche” de forma repentina sin causa. La producción solo baja de forma significativa si dejamos de estimular el pecho durante varios días o introducimos biberones sin necesidad real.

¿Es necesario dar biberón o suplementar?

En la mayoría de los casos, no es necesario. Esta crisis de lactancia no indica que tu leche sea insuficiente ni que el bebé se esté quedando con hambre. Es simplemente una etapa de ajuste. Introducir biberón o fórmula puede interferir con la lactancia si no hay una razón médica para hacerlo, y muchas veces no resuelve el problema sino que lo complica. Como vimos en este artículo, es muy importante que la lactancia sea a demanda, ya que ésta regula su producción según la demanda que tenga por parte del bebé, si sustituimos una toma de pecho por el biberón, la glándula entiende que esa toma no es necesaria para el bebé y bajará su propia producción de leche. Menos producción real, más necesidad de biberón, y finalmente sí que será cierto que habremos dejado de producir leche, pero porque el pecho va a entender que el bebé no necesita al no recibir esa demanda.

Mi recomendación es: cómprate unos buenos tapones para los oídos. Porque si tu bebé está sano, activo, moja suficientes pañales, y tú sigues ofreciendo el pecho a demanda, todo está funcionando bien, incluso si el entorno opina lo contrario.

¿Qué puedes hacer durante esta crisis de lactancia?

Aunque esta crisis de lactancia puede ser frustrante, hay muchas cosas que puedes hacer para transitarla con más calma:

Ofrece el pecho con frecuencia. Cuantas más veces se estimule el pecho, mejor se mantiene la producción. Si ves que tu bebé quiere mamar más seguido, permíteselo sin mirar el reloj.

Busca un ambiente tranquilo. En esta etapa, cualquier estímulo puede distraer al bebé. Intentar amamantar en un lugar más silencioso y con poca luz puede ayudar mucho.

Evita compararte. Cada madre y cada bebé viven esta etapa de forma distinta. No todas pasan por esta crisis al mismo tiempo, ni con la misma intensidad. Y muchas, incluso, ni la notan. Tampoco compares con lo que viviste en semanas anteriores, ya que habrás visto que tu bebé cambia a pasos agigantados.

Confía en tu cuerpo. Tu cuerpo ha llegado hasta aquí con éxito. No tiene sentido pensar que, de la noche a la mañana, ha dejado de funcionar. Si tu bebé se agarra, mama y sigue creciendo, está todo bien.

Consulta si lo necesitas. Si algo te preocupa o te da inseguridad, nunca dudes en buscar apoyo profesional: una asesora de lactancia, una matrona, una doula o una pediatra con formación en lactancia pueden ayudarte a ver con claridad y darte tranquilidad.

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La crisis de lactancia de los 3 meses no es el final de la lactancia, aunque puede hacerte dudar. Es solo un hito en un proceso de adaptación continua entre tu bebé y tú. Con información, apoyo y paciencia, podéis superarla juntos y seguir disfrutando de esta conexión tan especial. Lo más importante es recordar que tu cuerpo está haciendo justo lo que debe hacer: ajustarse a las necesidades reales de tu bebé, sin excesos ni carencias. Y tu bebé, aunque proteste un poco ahora, también está creciendo y aprendiendo. La lactancia evoluciona con él o ella. Rodéate de información confiable, ignora los comentarios negativos, y confía en tu cuerpo y tu instinto. Esta etapa también pasará, y con ella llegará una lactancia más madura, tranquila y conectada. Recuerda: tu cuerpo sabe, tu bebé sabe, y lo estás haciendo bien.

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