
El nacimiento es un momento transformador y profundamente significativo, tanto para el bebé como para la madre. Sin embargo, más allá de la emoción, la ternura y el cansancio que suelen acompañar el posparto, también es importante tener en cuenta los efectos físicos que este proceso puede dejar en ambos cuerpos. Y aquí es donde entra en juego una disciplina todavía poco conocida por algunas familias, pero con un enorme potencial: la osteopatía pediátrica y la osteopatia posparto. En este artículo hablamos sobre ello.
El impacto del parto en el cuerpo del bebé
Desde el momento en que se inicia el embarazo, el cuerpo del bebé está sometido a distintas presiones y adaptaciones. La posición dentro del útero, el espacio disponible, cómo se encaja en la pelvis, el tipo de parto, su duración, … Todo influye. Aunque la mayoría de los bebés nacen sin complicaciones visibles, este proceso puede dejar tensiones o restricciones físicas internas que, en muchos casos, no se detectan a simple vista pero que sí pueden tener consecuencias a corto y largo plazo.
Estas tensiones pueden expresarse de formas muy variadas:
- Cólicos
- Reflujo o regurgitación frecuente
- Llanto excesivo sin causa aparente
- Dificultades en el sueño
- Problemas de succión o agarre al pecho
- Asimetrías en la cabeza o el cuerpo (como plagiocefalia)
- Tortícolis congénita o postural
- Irritabilidad general
A menudo, estas señales se interpretan como “fases normales del bebé”, y en parte lo son, pero en muchas ocasiones pueden estar relacionadas con pequeñas restricciones musculares, óseas o fasciales que afectan al bienestar del bebé. Por ejemplo, un bebé que rechaza mamar de un pecho podría no tener un problema con la lactancia como tal, sino con la postura: si tiene una leve tortícolis, girar el cuello hacia un lado puede resultarle molesto o incluso doloroso.
¿Qué puede hacer la osteopatía pediátrica?
La osteopatía pediátrica es una disciplina manual que se enfoca en detectar y liberar esas tensiones acumuladas. Se basa en un enfoque holístico del cuerpo, respetuoso y no invasivo, adaptado en este caso al recién nacido. En una sesión, el osteópata evalúa de manera muy suave la movilidad de zonas clave para el desarrollo y el confort del bebé. Las técnicas utilizadas son específicas para la etapa perinatal y buscan restablecer el equilibrio y la libertad de movimiento de los tejidos. El enfoque osteopático es, sobre todo, preventivo, no espera a que haya un problema evidente para actuar.
La osteopatía pediátrica no trata de hacer “ajustes” o manipulaciones bruscas, al contrario, los gestos son mínimos y casi imperceptibles para el ojo. Pero detrás de cada contacto, hay un profundo conocimiento anatómico y fisiológico, y una escucha muy fina de cómo se expresa el cuerpo del bebé. Una simple revisión osteopática en los primeros días o semanas puede ser suficiente para prevenir problemas posteriores o aliviar molestias que el bebé aún no puede comunicar con palabras, pero que se manifiestan en su comportamiento.
Beneficios de una visita temprana de osteopatía pediátrica
- Favorece una buena lactancia: Mejorar la movilidad del cuello, mandíbula y cráneo puede facilitar la succión, el agarre y la coordinación necesaria para alimentarse correctamente.
- Mejora la calidad del sueño: Un bebé con menos tensiones duerme mejor y más profundamente.
- Alivia los cólicos y el reflujo: Muchas veces, estos síntomas tienen un componente funcional que se puede trabajar desde la osteopatía.
- Previene asimetrías o deformaciones craneales: Como la plagiocefalia postural, cada vez más común por el tiempo que los bebés pasan boca arriba en carros y cunas.
- Reduce la irritabilidad: Si el bebé tiene molestias físicas, estará más incómodo y llorará más. Al liberar tensiones, mejora su bienestar general.
¿Y la madre? También hay osteopatía posparto
El cuerpo de la mujer atraviesa cambios enormes en muy poco tiempo, desde el crecimiento del útero hasta la apertura de la pelvis durante el parto, sin contar el peso extra, los cambios posturales, la presión en el suelo pélvico y los ajustes hormonales. Después del parto, muchas molestias físicas se “normalizan” como si fueran parte inevitable del proceso. Pero el dolor lumbar, las sensaciones de desajuste en la pelvis, la incomodidad al caminar o al coger al bebé, o las dificultades para respirar profundamente no tienen por qué aceptarse como normales.
Una sesión de osteopatía posparto ayuda a:
- Reequilibrar la pelvis y la columna
- Aliviar dolores y sobrecargas
- Mejorar la postura y la respiración
- Favorecer la recuperación de los tejidos abdominales y pélvicos
- Apoyar emocionalmente en una etapa sensible y vulnerable
El nacimiento no es solo el inicio de una nueva vida: también es el inicio de una intensa reorganización corporal y emocional. Tanto el bebé como la madre atraviesan procesos que, si bien son naturales, también pueden dejar huella. La osteopatía pediátrica y la osteopatía posparto ofrecen una forma amable, respetuosa y eficaz de acompañar esos primeros pasos, detectando posibles bloqueos o tensiones antes de que se conviertan en molestias mayores. Si estás esperando un bebé o acabas de dar a luz, considera agendar una visita con un osteópata especializado en pediatría y salud femenina. A veces, un pequeño ajuste a tiempo puede marcar una gran diferencia en el bienestar de toda la familia.
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