
Durante los primeros meses de vida, el bebé vive en una especie de fusión emocional con ssu figura principal de apego. Alrededor del octavo mes, empieza a reconocerse como un ser independiente y a diferenciar a su cuidador principal de las demás personas, y empieza lo que llamamos ansiedad por separación (o angustia por separación). Esta etapa puede manifestarse cuando, principalmente su madre, se aleja aunque sea por unos segundos. El bebé puede llorar, protestar o mostrar ansiedad, buscando la seguridad de la presencia conocida. Este proceso se da porque le genera temor quedarse solo o sin protección, aunque es un signo de un desarrollo saludable. En este artículo vamos a desarrollar este concepto para arrojar un poco de luz alrededor de esta etapa.
¿Qué es la ansiedad por separación?
La ansiedad por separación, o angustia por separación, no es una enfermedad ni un problema de crianza, sino una etapa natural en el desarrollo de la personalidad. Surge cuando el bebé comienza a construir el concepto de permanencia del objeto: entiende que las cosas y personas existen aunque no las vea. Si bien esto es un gran avance cognitivo, también significa que, al no ver a su principal figura de apego (generalmente mamá), siente que podría quedarse solo, generando ansiedad y llanto, porque aún no son capaces de entender si esa persona volverá ni cuándo lo hará. Este fenómeno, lejos de ser un signo negativo, muestra que el bebé ha formado un apego seguro con su cuidador principal. Su vínculo es tan fuerte que su ausencia, aunque sea temporal, le resulta difícil de sobrellevar.
Para comprender mejor la ansiedad por separación, vale la pena mencionar el concepto de exterogestación, del que hablé en este otro artículo del blog. Este concepto se refiere a que los primeros meses después del nacimiento son como una prolongación del embarazo, en la que el bebé necesita estar en contacto constante con su madre para sentirse seguro y protegido. La ansiedad por separación es una consecuencia natural del proceso de autonomía que comienza tras esta etapa inicial de fusión, y suele disminuir alrededor de los 2 o 3 años, cuando el niño desarrolla más confianza y autonomía.
Síntomas y comportamientos comunes en la ansiedad por separación
- Llanto intenso cuando la figura de apego se aleja.
- Negativa a quedarse con otras personas.
- Alteraciones en el sueño, como despertares nocturnos con llanto.
- Búsqueda constante de contacto físico o visual.
Es con estos comportamientos cuando surge la mal llamada “mamitis”, que no es otra cosa que una demostración de la preferencia natural por la figura principal de apego. Esta preferencia se acentúa cuando sienten que el entorno es incierto o cuando se enfrentan a nuevas experiencias. Es importante entender que la ansiedad por separación, o angustia por separación, no es un “capricho” del bebé, sino una expresión de su necesidad de seguridad y de su proceso de desarrollo cognitivo y emocional.
¿Cómo acompañar la ansiedad por separación?
Eliminar por completo las separaciones es prácticamente imposible, se van a dar en algún momento. La ansiedad por separación, aunque intensa, es temporal. A medida que los niños crecen y se sienten más confiados en su entorno, van ganando independencia. Sin embargo, sí podemos ayudar a los bebés a sobrellevar estos momentos con mayor calma y confianza. A continuación, te comparto algunas ideas:
1. Crear una rutina previsible
Una rutina marcada ofrece a los peques previsión y sensación de seguridad. Saber qué va a pasar en cada momento les ayuda a entender que las separaciones son parte de la vida diaria. Por ejemplo, antes de salir, puedes invitarle a estar contigo mientras te pones los zapatos. Mientras lo haces, háblale, dile con calma a dónde vas, y acompáñalo con besos y abrazos. Puedes crear rituales de despedida, como un abrazo especial o una frase que siempre uses antes de salir. Estos rituales dan seguridad.
2. Involucrar a la persona que se queda al cuidado
Si el bebé se va a quedar con otra persona, es importante que esa figura se integre en el momento previo a la separación. Conversar con naturalidad, sonreír y mostrar cercanía genera confianza en el peque, que percibe que la persona con la que se queda es segura y amable.
3. Siempre despedirse
Un error común es intentar “escaparse” para que el niño no llore. Sin embargo, esto suele generar más ansiedad, porque el peque se da cuenta de la ausencia de forma repentina y puede sentirse inseguro. Es mejor despedirse siempre, aunque llore, porque eso le enseña que te vas pero que también vuelves. Y, ante el lloro, responde con calma y empatía. Atender su llanto no malcría, al contrario, refuerza el apego seguro. También puedes validar sus emociones, decirle “sé que te pones triste cuando me voy, ya sabes que siempre vuelvo contigo”. Así se sienten comprendidos y libres de expresar lo que sienten.
Incluso si tu hijo o hija es muy pequeñito y piensas que no entiende, háblale de dónde vas y cuándo regresarás de forma calmada, tu tono de voz lo tranquiliza. Evita frases como “vuelvo en dos horas”, porque no comprenden el concepto de tiempo. En su lugar, usa referencias concretas como “después de la merienda” o “cuando despiertes de la siesta”. Siempre con la actitud más tranquila que puedas, si transmitimos ansiedad o culpa al despedirnos, pueden percibirlo y ponerse más nerviosos.
4. Tener en cuenta su estado en el momento
Las separaciones son más difíciles cuando tienen hambre, sueño o no se encuentran bien. En esos momentos es normal que la angustia sea mayor, por lo que es importante tener un extra de paciencia y comprensión.
5. Una vuelta presente
Mantén la calma cuando vuelvas: intenta evitar mostrarte demasiado nerviosa o preguntar de inmediato si lloró o si estuvo bien. Mejor enfócate en tu peque, en darle un abrazo y decirle lo mucho que le echaste de menos. Es muy probable que, cuando te vea, eche a llorar (cuando estaba tan tranquilo hasta ese momento). Es su desahogo de ese tiempo que ha estado sin ti, deja ir sus emociones con la persona con la que siente más seguridad, tú. Tu olor, tu voz, tu cara, son señales de confort para tu peque, y busca tu atención para cubrir algo tan básico como el contacto contigo.
6. Juegos de presencia-ausencia
Cuando estemos con ellos, podemos jugar a “cucú-tras” o a juegos de esconderse y aparecer. Estos juegos ayudan al bebé a entender que las personas vuelven aunque no las vea.
¿Qué pasa con la escuela infantil y la ansiedad por separación?
La ansiedad por separación no solo ocurre en casa, también es común en el proceso de adaptación a la escuela infantil. La clave está en seguir los mismos pasos: establecer una rutina, hablar previamente con la persona cuidadora, y despedirse con una sonrisa y afecto. Esto ayudará a que el peque asocie la despedida con una experiencia segura y positiva.
La ansiedad por separación, o angustia por separación, es una fase natural que, aunque puede resultar agotadora, indica que el bebé está desarrollando una relación de apego saludable con nosotras. Acompañarlo con empatía, rutinas y paciencia es clave para que aprenda a confiar en que siempre volverás. Cuidar el vínculo y ofrecer seguridad emocional hoy, sienta las bases para un niño seguro, autónomo y con confianza en su entorno. Esta etapa pasará, pero el amor y la contención que brindes quedarán en su memoria emocional para siempre.
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