
Cuando llega el momento de iniciar la alimentación complementaria (AC), muchas dudas nos invaden: ¿Qué puede comer mi bebé? ¿Cuáles alimentos son seguros? ¿Qué debemos evitar? Aunque hoy en día sabemos que se puede comenzar prácticamente con todos los grupos de alimentos, también existen algunos alimentos no recomendados en las primeras etapas por razones que van desde el riesgo de asfixia hasta la toxicidad. Hoy te comparto una guía clara y detallada de los alimentos que conviene evitar durante la AC, especialmente en el primer año de vida.
Miel
La miel, aunque sea un alimento natural, es uno de los alimentos no recomendados en menores de un año. Puede contener esporas de Clostridium botulinum, una bacteria que en el intestino inmaduro del bebé puede causar botulismo infantil, una enfermedad grave que afecta el sistema nervioso.
¿Cuándo ofrecerla? A partir del año, cuando su sistema digestivo es más maduro.
Azúcar y ultraprocesados
Durante sobretodo los primeros dos años de vida (y todo lo que podamos alargarlo), es mejor evitar el azúcar añadido y los ultraprocesados. Esto incluye postres, galletas, cereales azucarados, zumos envasados, embutidos, … Incluso los zumos naturales deben ofrecerse con moderación y siempre mejor en forma de fruta entera o puré.
¿Cuándo ofrecer? Cuanto más tarde, mejor. No aportan nada que el cuerpo de tu bebé necesite.
Sal
Durante el primer año, el sistema renal del bebé aún es inmaduro. Agregar sal a sus comidas, o dar alimentos procesados como sopas instantáneas, embutidos, snacks salados o quesos curados, puede sobrecargar sus riñones y representar un riesgo innecesario. Además, ahora queremos que descubran el sabor real de los alimentos.
¿Cuándo ofrecer? A partir del año, que sea sal yodada y de forma muy moderada.
Leche de vaca y derivados
Aunque parezca inofensiva, la leche de vaca no está diseñada para un sistema digestivo humano tan inmaduro. Es una leche creada para un ternero de unos 30 kg, no para un bebé de 5 o 7 kg, con demasiadas proteínas y minerales que pueden dañar los riñones del bebé.
¿Cuándo ofrecer? A partir del año.
Frutos secos enteros, alimentos redondos o duros crudos
Aunque los frutos secos son muy nutritivos, nunca deben ofrecerse enteros por riesgo de atragantamiento. Otros alimentos no recomendados en este sentido son:
- Alimentos redondos como uvas, cerezas, aceitunas, …
- Zanahoria cruda.
- Manzana cruda.
- Palomitas de maíz.
¿Cómo ofrecer?
- Frutos secos: en forma de harina o crema (sin azúcar ni sal).
- Alimentos redondos: cortados en cuartos.
- Alimentos duros crudos: cocidos o rallados.
¿Cuándo ofrecer? A partir de los 4-5 años.
Pescado grande (atún rojo, pez espada, tiburón, lucio)
Estos peces acumulan mercurio, un metal pesado que afecta el desarrollo neurológico del bebé. Por eso son alimentos no recomendados. Además, el pescado que consuman debe estar siempre bien cocido y asegurarnos de que no tenga espinas.
¿Cuándo ofrecer? A partir de los 10 años.
Carne de caza
La carne de caza puede contener plomo procedente de la munición. Este metal se acumula en el cuerpo y afecta al sistema nervioso, especialmente en niños.
¿Cuándo ofrecer? A partir de los 6 años y solo de fuentes confiables.
Alimentos con cafeína
Parece obvio, pero vale la pena mencionar los siguientes alimentos no recomendados: nada de café, té, bebidas energéticas o chocolate.
¿Cuándo ofrecer? Cuanto más tarde, mejor.
Alimentos crudos o poco cocidos (especialmente huevo, carne y pescado)
El sistema inmunológico del bebé aún se está desarrollando, lo que lo hace más vulnerable a infecciones bacterianas como la salmonela o la listeria.
Recomendación: Siempre cocinar bien los alimentos de origen animal. Las yemas y claras del huevo deben estar completamente cocidas.
Hojas verdes (como espinacas, acelgas y borraja)
Estas verduras, aunque saludables para los adultos, pueden contener altos niveles de nitratos, que en los bebés pueden convertirse en nitritos y causar metahemoglobinemia (síndrome del bebé azul), una afección que dificulta la oxigenación de la sangre.
¿Cuándo ofrecer? Después del año, y en porciones pequeñas.
Infusiones y tés de hierbas
La mayoría de infusiones no tienen valor nutricional para los bebés y algunas incluso pueden ser tóxicas o interferir con la absorción de nutrientes.
¿Cuándo ofrecer? A partir de los 3 años y bajo recomendación profesional.
Cabezas de crustáceos (como gambas o langostinos)
Estas partes contienen altas concentraciones de cadmio, un metal pesado que puede afectar el hígado y los riñones.
¿Cuándo ofrecer? Idealmente no consumir nunca.
Derivados del arroz (como tortitas o bebidas de arroz)
Los derivados de arroz, al realizarse con arroz crudo no sometido a cocción, pueden contener mayores cantidades de arsénico inorgánico, un contaminante que puede tener efectos nocivos en el desarrollo infantil si se consume en exceso.
¿Cuándo ofrecer? Cuanto más tarde, mejor.
Algas
Muchas algas contienen cantidades excesivas de yodo, lo que puede alterar el funcionamiento de la glándula tiroides en los más pequeños.
¿Cuándo ofrecer? A partir de los 6 años y en pequeñas cantidades.
Y un recordatorio final sobre alimentos no recomendados…
Si vas a ofrecer alimentos procesados (como galletas, pan, cereales o snacks), lee siempre la lista de ingredientes. A veces, productos que parecen “aptos para bebés” contienen sal, azúcar, aditivos o ingredientes no apropiados para su edad. En este artículo del blog puedes ver cómo leer etiquetas. Además, muchos de estos alimentos no solo son poco recomendables para bebés: tampoco deberíamos consumirlos en exceso los adultos. Y la mayoría de estas recomendaciones se extienden también a mujeres embarazadas y mujeres lactantes.
La alimentación complementaria es un momento especial para descubrir nuevos sabores, texturas y hábitos. Y saber cuáles son los alimentos no recomendados es parte esencial de cuidar la salud y el bienestar de nuestros peques. Menos azúcar, menos sal, menos procesados… y más alimentos naturales, frescos y preparados en casa con amor. Recuerda que cada bebé es único. Esta lista es una guía general, pero siempre es ideal consultar con el pediatra o nutricionista infantil para adaptar la alimentación a las necesidades específicas de tu peque. Si este artículo te ha resultado útil, compártelo con otras familias. ¡Entre todas podemos hacer que la alimentación sea más segura y consciente desde los primeros bocados!
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